comeras poco, haya que cambiar de tactica. Por ejemplo, quedarse acostado todo el tiempo posible para no gastar energias. Cuanto. menos me mueva, menos calorias quemare. Estar sentado muchas horas a lo largo del dia. Es una forma muy diferente de vida la que debo aprender. Cuatro meses, son ciento veinte dias que pasar. Con el regimen que me han impuesto, ?cuanto tiempo sera necesario para que empiece a estar anemico? Por lo menos dos meses. Por lo tanto, tengo por delante dos meses cruciales. Cuando me encuentre demasiado debil, las enfermedades tendran terreno maravillosamente abonado para atacarme. Decido quedarme tumbado desde las seis de la tarde a las seis de la manana. Caminare desde el cafe hasta despues de la recogida de los cubos, mas o menos dos horas. A mediodia, despues de la sopa, dos horas aproximadamente. Total, cuatro horas de marcha. El resto del dia, estare sentado o acostado.

Sera dificil desplegar las alas sin que este fatigado. De todos modos, intentare hacerlo.

Hoy, tras haber pasado largo rato pensando en mis amigos y en el desdichado que ha sido maltratado tan duramente, comienzo a adiestrarme en esa nueva disciplina. Lo consigo bastante bien, aunque las horas me parecen mas largas y mis piernas, que no funcionan durante horas enteras, me parecen estar llenas de hormigas.

Hace diez dias que dura este regimen. Ahora, siempre tengo hambre. Empiezo a sentir una especie de dejadez permanente que se ha apoderado endemicamente de mi. Sufro un horror la falta de ese coco, y un poco por los cigarrillos. Me acuesto muy temprano y, con bastante rapidez, me evado virtualmente de mi celda. Ayer, estuve en Paris, en el “Rat Mort”, bebiendo champana con amigos: Antonio de Londres (oriundo de las Baleares, pero que habla frances como un parisiense e ingles como un autentico rosbil de Inglaterra). El dia siguiente, en el “Marronnier”, bulevar de Clichy, mataba de cinco tiros de pistola a uno de sus amigos. Entre la gente del hampa, los cambios de amistad en odio mortal son tan rapidos como frecuentes. Si, ayer estuve en Paris, bailando a los sones de un acordeon en el salon del “Peti Jardin”, avenida de Saint-Ouen, cuya clientela esta compuesta por entero de corsos y marselleses. Todos los amigos desfilan en ese viaje imaginario con un verismo tal, que no dudo de su presencia, ni de mi presencia en todos esos lugares donde he pasado tan hermosas noches.

Asi, pues, sin andar demasiado, con ese regimen alimenticio tan reducido consigo el mismo resultado que buscando el cansancio. Las imagenes del pasado me sacan de la celda con un poder tal que, verdaderamente, vivo mas horas de libertad que de reclusion.

Solo me falta cumplir un mes. Hace ya tres que solo ingiero un chusco y una sopa caliente sin feculentos a mediodia con un pedazo de carne hervida. El hambre continua hace que me ponga a examinar el trozo de carne tan pronto me lo sirven, para ver si no es, como suele ocurrir, solo un pellejo.

He adelgazado mucho y me percato de como aquel coco que tuve la suerte de recibir durante veinte meses ha sido esencial para el mantenimiento de mi buena salud y de mi equilibrio en esta terrible exclusion de la vida.

Esta manana, tras haberme tomado el cafe, estoy muy nervioso. Me he abandonado a comerme la mitad del pan, cosa que nunca hago. Habitualmente, lo parto en cuatro trozos mas o menos iguales y los como a las seis, a mediodia, a las seis de la tarde y por la noche. “ ?Por que lo has hecho? -Me rino a mi mismo.

?Ahora que todo termina tienes flaquezas tan graves? Tengo hambre y me siento tan sin fuerzas. No seas tan pretencioso ?Como vas a estar fuerte, comiendo lo que comes? Lo esencial, y en esto puedes considerarte vencedor, es que estas debil, es verdad, pero no enfermo. La 'comedora de hombres', logicamente esto con un poco de suerte, debe perder la partida contigo.” Me) sentado, tras mis dos horas de marcha, en el bloque de cemento que me sirve de taburete. Treinta dias mas, o sea, setecientas veinte horas, y despues se abrira la puerta y me diran: “Recluso Charriere, salga. Ha terminado sus dos anos de reclusion.” ?Que dire? Esto: “Si, por fin he terminado esos dos anos de calvario.” ?Nada de eso, hombre! Si es el comandante al que le fuiste con el cuento de la amnesia, debes continuar con el, friamente. Le dices: “?Como, estoy indultado, me voy a Francia ?Ha terminado mi cadena perpetua?” Solo para ver la cara que pone y convencerle de que el ayuno al que te condeno es una injusticia. Pero, ?que te pasa? Injusticia o no, al comandante le importa un pito haberse equivocado. ?Que importancia puede tener eso para su retorcida mentalidad? ?No tendras la pretension de que el comandante tenga remordimientos por haberte infligido una pena injustamente! Te prohibo suponer, tanto manana como mas adelante, que un esbirro sea un ser normal. Ningun hombre digno de este nombre puede pertenecer a esa corporacion. Nos acostumbramos a todo en la vida, hasta a ser un canalla durante toda nuestra existencia. Quiza solo cuando este cerca de la tumba, el temor de Dios, si es religioso, le asuste y le haga arrepentirse. Desde luego, no sera por verdadero remordimiento de las cochinadas que haya cometido, sino por miedo de que, en el juicio de su Dios, sea el el condenado.

Asi, cuando vayas a la isla, sea la que sea a donde te destinen, ya desde ahora, sabed que ningun compromiso debera ligarte a esa raza. Cada cual se encuentra a un lado de una barrera claramente trazada. A un lado, la abulia, la pedante autoridad desalmada, el sadismo intuitivo, automatico en sus reacciones; y en el otro, yo con los hombres de mi categoria, que, seguramente, han cometido delitos graves, pero en quienes el sufrimiento ha sabido crear cualidades incomparables: piedad, bondad, sacrificio, nobleza, coraje.

Con toda sinceridad, prefiero ser un presidiario que un esbirro.

Solo veinte dias. Me siento, en verdad, muy debil. He notado que mi chusco siempre es de los mas pequenos. ?Quien puede rebajarse tanto hasta escoger sanudamente mi chusco? En mi sopa, desde hace varios dias, no hay mas que agua caliente, y el trozo de carne siempre es un hueso con muy poca carne o un poco de pellejo. Tengo miedo de caer enfermo. Es una obsesion. Estoy tan debil que no he de esforzarme nada para sonar, despierto, cualquier cosa. Esa profunda fatiga acompanada de una depresion en verdad grave me preocupa. Trato de reaccionar y, con penas y fatigas, logro pasar las veinticuatro horas de cada dia. Rascan en mi puerta. Atrapo rapidamente un papel. Es fosforescente. Lo envian Dega y Galgani. Leo: Manda unas letras. Muy preocupados por tu estado de salud. 19 dias mas, animo. Louis-Ignace.

Hay un pedazo de papel en blanco y una punta de mina de lapiz negra. Escribo: Aguanto, estoy muy debil. Gracias, Papi.

Y como la escoba vuelve a frotar de nuevo, mando el papel. Estas letras sin cigarrillos, sin coco, significan para mi mas que todo eso. Esta manifestacion de amistad, tan maravillosa y constante, me da el fustazo que necesitaba. En el exterior, saben como estoy, y si cayese enfermo, el doctor seguramente recibiria la visita de mis amigos para impulsarle a cuidarme correctamente. Tienen razon, solo diecinueve dias, estoy a punto de terminar esa carrera agotadora contra la muerte y la locura. No caere enfermo. De mi depende hacer cuanto menos movimiento posible para no gastar mas que las calorias indispensables. Voy a suprimir las dos horas de marcha de la manana y las dos de la tarde. Es el unico medio de aguantar. Por lo que, toda la noche, durante doce horas, estoy acostado, y las otras doce horas, sentado sin moverme en mi banco de piedra. De vez en cuanto, me levanto y hago algunas flexiones y movimientos de brazos. Luego, me siento de nuevo.

Solo diez dias.

Me estoy paseando por Trinidad, los violines javaneses de una sola cuerda me acunan con sus melodias quejumbrosas, cuando un grito horrible, inhumano, me devuelve a la realidad. Ese grito procede de una celda que esta detras de la mia o, en todo caso, muy cerca. Oigo:

– Canalla, baja aqui, a mi fosa. ?No estas cansado de vigilar desde arriba? ?No ves que te pierdes la mitad del espectaculo por culpa de la poca luz que hay en este hoyo?

– ?Callese, o sera castigado severamente! -dice el guardian.

– Ja, ja! ?Deja que me ria, so imbecil! ?Como puedes encontrar algo mas cruel que este silencio? Castigame todo cuanto quieras, pegame, si te apetece, horrible verdugo, pero nunca encontraras nada comparable con el silencio en el que me obligas a estar. ?No, no, no! ?No quiero, no puedo seguir sin hablar! Cochino imbecil, hace ya tres anos que debia de haberte dicho: ?mierda! ?Y he sido lo bastante estupido para esperar treinta y seis meses en gritarte mi asco por miedo de un castigo! ?Mi asco por ti y todos los de tu calana, podridos esbirros!

Algunos instantes despues, la puerta se abre y oigo:

– ?No, asi no! ?Ponedsela al reves, es mucho mas eficaz!

Y el pobre tipo que chilla:

– ?Ponla como quieras, tu camisa de fuerza, podrido! Al reves, si quieres, estrechala hasta ahogarme, tira fuerte con tus rodillas de los cordones. ?Eso no me impedira decirte que tu madre es una marrana y que por eso no puedes ser mas que un monton de basura!

Deben de haberle amordazado, pues ya no oigo nada mas. La puerta ha sido cerrada de nuevo. Esa escena, al parecer, ha conmovido al joven guardian, puesto que, al cabo de algunos minutos, se para delante de mi celda y dice:

– Debe de haberse vuelto loco.

– ?Usted cree? Sin embargo, todo lo que ha dicho es muy sensato.

El guardian se queda de piedra, y me suelta, marchandose:

– Vaya, ?esta me la apunto!

Este incidente me ha apartado de la isla de las buenas personas, los violines, las tetas de las hindues, el puerto de Port of Spain, para devolverme a la triste realidad de la Reclusion.

Diez dias mas, o sea, doscientas cuarenta horas que aguantar.

La tactica de no moverme da sus frutos, a menos que sea porque los dias transcurren despacio, o a causa de las pequenas cartas de mis amigos. Creo mas bien que me siento mas fuerte a causa de una comparacion que se impone en mi. Estoy a doscientas cuarenta horas de ser liberado de la Reclusion, me encuentro debil, pero mi mente sigue intacta, mi energia solo pide un poco mas de fuerza fisica para volver a funcionar perfectamente. En tanto que ahi, detras de mi, a dos metros, separado por la pared, un pobre sujeto entra en la primera fase de la locura, quiza por la puerta peor, la de la violencia. No vivira mucho, pues su rebeldia da ocasion a que puedan atiborrarle a saciedad de tratamientos rigurosamente estudiados para matarle lo mas cientificamente posible. Me reprocho sentirme mas fuerte porque el otro esta vencido. Me pregunto si soy tambien uno de esos egoistas que, en invierno, bien calzados, bien enguantados, con abrigos de pieles, ven desfilar ante si las masas que van a trabajar, heladas de frio, mal vestidas o, cuando menos, con las manos amoratadas por la helada matutina, y que comparando ese rebano que corre para atrapar el primer “Metro” o autobus, se sienten mucho mas abrigados que antes y disfrutan de su pelliza con mas intensidad que nunca. Muy a menudo, todo esta hecho de comparaciones, en la vida. Es verdad, tengo diez anos, pero Papillon tiene la perpetua. Es verdad, tengo la perpetua, pero tambien tengo veintiocho anos, mientras que el tiene quince anos, pero ha cumplido los cincuenta.

Vamos, ya llego al final y, antes de seis meses, espero estar bien en todos los aspectos- salud, moral, energia-, en buena disposicion para una fuga espectacular. Se ha hablado de la primera, pero la segunda quedara grabada en las piedras de uno de los muros del presidio. No me cabe la menor duda, me ire, estoy seguro, antes de seis meses.

Esta es la ultima noche que paso en la Reclusion. Hace diecisiete mil quinientas ocho horas que he ingresado en la celda 234. Han abierto mi puerta una vez, para conducirme ante el comandante con el solo fin de que me castigase. Aparte de mi vecino, con quien, algunos segundos al dia, cambio unos cuantos monosilabos, me han hablado cuatro veces. Una vez, el primer dia, para decirme que al toque de silbato habia que bajar la tabla. Otra vez el doctor: “Vuelvase, tosa.” Una conversacion mas larga y agitada con el comandante. Y, el otro dia, cuatro palabras con el vigilante conmovido por el pobre loco. ?No es como para divertirse! Me duermo tranquilamente sin pensar en otra cosa que manana abriran definitivamente esta puerta. Manana vere el sol y, si me mandan a Royale, respirare el aire del mar. Manana sere libre. Me echo a reir. ?Como que libre? Manana comienzas oficialmente a purgar tu pena de trabajos forzados a perpetuidad. ?A eso llamas ser libre? Ya se que esa vida no es comparable con la que acabo de soportar. ?Como encontrare a Clousiot y a Maturette?

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