– ?Me das tu palabra de que a ese animal no se le ocurrira chillar?

– Te juro que no. Se calla cuando se lo ordeno. Incluso, cuando dos o tres veces hemos sido perseguidos por un tigre que merodeaba para sorprendernos, no ha gritado. Y, sin embargo tenia los pelos de punta en todo el cuerpo.

Convencido de la buena fe de Cuic-Cuic, accedo a llevar su querido cerdo. Cuando llegamos al escondite, es de noche. Chocolate esta alli con el manco. Dos lamparas electricas me permiten comprobarlo todo. No falta nada: los anillos de la vela estan pasados por el mastil, el foque, en su sitio, dispuesto para ser izado. Cuic-Cuic hace dos o tres veces la maniobra que le indico. En seguida comprende lo que espero de el. Pago al negro, que se ha mostrado muy correcto. Es tan ingenuo, que ha traido papel de pegar y las mitades de los billetes. Me pide que se los pegue. Ni por un momento ha pensado que yo podria quitarle el dinero. Cuando las gentes no abrigan malos pensamientos hacia los demas es porque ellas mismas son buenas y rectas. Chocolate era un hombre bueno y honrado. Despues de haber visto como se trata a los forzados, no tenia ningun remordimiento de ayudar a tres de ellos a evadirse de este infierno.

– Adios, Chocolate. Buena suerte para ti y para tu familia.

– Muchas gracias.

UNDECIMO CUADERNO. EL ADIOS AL PRESIDIO

La Fuga de los chinos

Soy el ultimo en subir a bordo y, empujada por Chocolate, la embarcacion avanza hacia el rio. Nada de pagayas, sino dos buenos remos, uno manejado por Cuic- Cuic a proa, y el otro por mi. En menos de dos horas, atacamos el rio.

Llueve desde hace mas de una hora. Un saco de harina pintado me sirve de toldo, Cuic-Cuic tiene otro, y el manco igual.

El rio es rapido y sus aguas estan llenas de torbellinos. Pese a la fuerza de la corriente, en menos de una hora estamos en mitad del curso del agua. Ayudados por el flujo, tres horas despues pasamos entre dos faros. Se que el mar esta proximo, pues los faros se hallan en las puntas extremas de la desembocadura. Con la vela y el foque al viento, salimos del Kourou sin ningun inconveniente. El viento nos coge de lado con tal fuerza que me veo obligado a hacer que se deslice sobre la vela. Entramos en el mar con dureza y, como una flecha, cruzamos el estuario y nos alejamos rapidamente de la costa. Ante nosotros, a cuarenta kilometros, el faro de Royale nos indica la ruta.

Hace pocos dias, yo estaba detras de ese faro, en la isla del Diablo. Esta salida de noche al mar, esta rapida separacion de Tierra Grande no es saludada por una explosion de gozo por mis dos companeros chinos. Estos hijos del cielo no tienen la misma manera que nosotros de exteriorizar sus sentimientos.

Una vez en el mar, Cuic-Cuic se ha limitado a decir:

– Hemos salido muy bien.

El manco anade:

– Si, hemos entrado en el mar sin ninguna dificultad.

– Tengo sed, Cuic-Cuic. Pasame un poco de tafia.

Despues de haberme servido, beben ellos tambien un buen trago de ron.

He partido sin brujula, pero en mi primera fuga aprendi a dirigirme segun el sol, la luna, las estrellas y el viento. Asi, pues, sin dudar, con el mastil apuntado a la Polar, avanzo hacia mar abierto. La embarcacion se porta bien: remonta las olas con suavidad y apenas cabecea. Como el viento es muy fuerte, por la manana estamos muy lejos de la costa y de las Islas de la Salvacion. Si no hubiera sido muy arriesgado, me hubiera acercado a la del Diablo para contemplarla, al contornearla, a mis anchas, desde alta mar.

Durante seis dias, hemos tenido un tiempo agitado, pero sin lluvia ni tempestad. El viento, muy fuerte, nos ha empujado con bastante rapidez hacia el Oeste. Cuic-Cuic y Hue son admirables companeros. No se quejan nunca ni del mal tiempo, ni del sol, ni del frio de la noche. Un solo inconveniente: ninguno de ellos quiere tocar la barra y pilotar durante algunas horas la embarcacion para que yo pueda dormir. Tres o cuatro veces al dia preparan de comer. Hemos acabado con todas las gallinas y gallos – Ayer, bromeando, le dije a Cuic-Cuic:

– ?Cuando nos comeremos el cerdo?

Le ha sentado pesimamente.

– Este animal es mi amigo, y antes de matarlo para comer, habria que matarme a mi primero.

Mis camaradas se ocupan de mi. No fuman para que yo pueda hacerlo tanto como quiera. Constantemente hay te caliente. Lo hacen todo sin que haya que decirles nada.

Hace siete dias que hemos partido. Ya no puedo mas. El sol golpea con tal fuerza, que hasta mis indochinos estan cocidos como cangrejos. Me voy a dormir. Ato el gobernalle y dejo un pedacito muy pequeno de vela. La embarcacion avanza segun la empuja el viento. Duermo a pierna suelta casi cuatro horas.

Me he despertado sobresaltado a causa de una sacudida demasiado dura. Cuando me paso agua por la cara, me veo agradablemente sorprendido al comprobar que, durante mi sueno, Cuic-Cuic me ha afeitado sin que yo sintiera nada. Mi rostro esta, asimismo, bien aceitado gracias a sus cuidados.

Desde ayer por la noche, sigo el rumbo Sur sudoeste, pues creo que he subido demasiado al Norte. Esta pesada embarcacion tiene la ventaja, ademas de aguantar bien el mar, de no derivar con facilidad. Por eso, supongo que he subido demasiado, pues he contado la deriva y, quiza, casi no la ha habido. ?Caramba, un globo dirigible! Es la primera vez en mi vida que veo uno. No parece que venga hacia nosotros, y esta demasiado lejos para que nos demos perfecta cuenta de su tamano.

El sol que se refleja en su metal de aluminio le da reflejos platinados y tan brillantes, que no se puede fijar los ojos en el. Ha cambiado de ruta, y se diria que se dirige hacia nosotros. En efecto, crece rapidamente y, en menos' de veinte minutos esta sobre nosotros. Cuic-Cuic y el manco estan tan sorprendidos de ver este ingenio, que no cesan de parlotear en chino.

– ?Hablad en frances, maldita sea, para que os entiendan.

– Salchicha inglesa dice Cuic-Cuic.

– No, no es del todo una salchicha; es un dirigible.

Ahora que esta bajo y gira por encima de nosotros en circulos estrechos, se ve con detalle el enorme ingenio. Sacan unas banderas y nos hacen senales con ellas. Como no comprendemos nada, no podemos responder. El dirigible insiste, pasando aun mas cerca de nosotros, hasta el punto de que se distingue a las personas en la carlinga. Luego, se van derechos hacia tierra. Menos de una hora despues, llega un avion que da muchas pasadas encima de nosotros.

El mar se ha embravecido, y el viento, de repente, se ha hecho mas fuerte. El horizonte esta claro por todos lados. No hay peligro de lluvia.

– Mira dice el manco.

– ?Donde?

– Alla lejos, ese punto hacia donde debe de estar la tierra. Ese punto negro es un barco.

– ?Como lo sabes?

– Lo supongo, e incluso te dire que es una lancha rapida.

– ?Por que?

– Porque no desprende humo.

En efecto, no menos de una hora despues, se distingue con mucha claridad un barco de guerra gris que parece dirigirse en derechura hacia nosotros. Aumenta, o sea que avanza a una velocidad prodigiosa, con su proa dirigida hacia donde estamos, hasta el punto de que tengo miedo de que pase demasiado cerca de nosotros. Seria peligroso, pues el mar esta embravecido y su estela, contraria a la ola, podria echarnos a pique.

Es un torpedero de bolsillo, El Tarpon, segun podemos leer cuando trazando un semicirculo, se muestra en toda su longitud. Con la bandera inglesa flotando a proa, esta lancha, despues de haber descrito el semicirculo, se nos viene encima lentamente por la popa. Prudentemente, se mantiene a la misma altura y velocidad que nosotros. Gran parte de la tripulacion esta sobre el puente, vestida con el azul de la Marina inglesa. Desde la pasarela, con un megafono ante la boca, un oficial de blanco grita:

– Stop. You stop!

– ?Arrialas velas, Cuic-Cuic!

En menos de dos minutos, vela, trinquete y foque son retirados. Sin vela estamos casi detenidos; solo las olas nos arrastran de traves. No podemos permanecer mucho tiempo asi sin peligro. -Una embarcacion que carece de impulso propio, motor o viento, no obedece al timon. Es muy peligroso cuando las olas son altas. Sirviendome de las dos manos como bocina, grito:

– ?Habla usted frances, captain?

Otro oficial toma el megafono del primero.

– Si, captain, comprendo el frances.

– ?Que quieren ustedes?

– Izar a bordo su embarcacion.

– No. Es demasiado peligroso; no quiero que me la rompan. -Nosotros somos un buque de guerra que vigila el mar, y ustedes deben obedecer.

– Me cisco en ello, porque nosotros no hacemos la guerra.

– ?No son ustedes naufragos de un buque torpedeado?

– No. Somos evadidos de un presidio frances.

– ?Que presidio? ?Que es, que quiere decir presidio?

– Prision, penitenciaria. Convia, en ingles, Hard labour.

– ?Ah! Si, si, comprendo. ?Cayena?

– Si, Cayena.

– ?A donde van ustedes?

– Brifish Honduras.

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