largo de la decada siguiente los campesinos inundaron las ciudades.
Y a partir de esa hambruna devastadora, los sentimientos de los decembristas de 1825, sofocados durante largo tiempo, se reavivaron. Aquellos nobles oficiales que habian luchado con Napoleon junto a la infanteria campesina vieron que los soldados de a pie que ellos comandaban eran hombres, que merecian ser tratados por el regimen como hombres, y no como bestias esclavas. Y esa nueva generacion de principios de siglo, una generacion de intelectuales, estudiantes y revolucionarios, vio lo mismo y lo dijo. Y se manifestaron en contra del regimen y se unieron al Sindicato de Liberacion, a los socialdemocratas marxistas, a los revolucionarios socialistas, y al igual que habia hecho su padre, Niki se vio obligado a reprimir aquello que amenazaba a la corona. Persiguio, declaro fuera de la ley, exilio o encarcelo a los lideres de los grupos. ?Pensaba yo en todas aquellas cosas por entonces? ?Reflexionaba sobre el trato injusto a los campesinos, o la necesidad de una constitucion? Ojala pudiera decir que si, pero tenia preocupaciones mas acuciantes. Porque oi decir que mientras estaba en Crimea cuidando a Niki, Alix descubrio que estaba embarazada otra vez, y le dijo a la familia que estaba segura de que aquella vez era un nino. Esas noticias por parte de Sergio -que Niki se hallaba gravemente enfermo y que Alix estaba encinta de un hijo y heredero- me sumieron en un estado a medio camino entre la frustracion y la desesperacion. Su embarazo y la enfermedad de el eran victorias de ella, eran su oportunidad de revivir el desfalleciente afecto que el sentia por ella mediante la gratitud. ?Que maravillosa oportunidad! Ella no podia haberlo tramado mejor, y supongo que lo sabia mientras velaba a Niki sin desfallecer en la habitacion oscura. Si el zar se hubiese puesto enfermo conmigo… Yo le habria cuidado tan bien que seguro que me lo hubiese ganado por completo. Sergio me dijo que, segun Alix, Niki estaba tan debil que ni siquiera podia levantarse de la cama para ir al tocador. La luz heria los ojos febriles del zar, y cualquier pequeno rayo provocaba un dolor espasmodico en su cuello, espalda y piernas. Estaba tan debil que ni siquiera podia sujetar una cuchara ni un lapiz ni garabatear las pocas palabras necesarias para un ucase. Si al abrir sus doloridos ojos me hubiese visto a mi ante el, con una cucharada de caldo y un pano frio para su frente… Pero veia a Alix. El antiguo palacio de Livadia, siempre humedo y mohoso, parecia descomponerse a su alrededor. Todo el Gran Palacio estaba sumido en la oscuridad, hipado por arbustos, arcadas y logias cubiertas de madreselva, rosas silvestres y hiedra, que no dejaban pasar la luz del sol… y los paneles de caoba del interior absorbian toda la luz que pudiese penetrar a traves de aquella fortaleza. Para evitar incluso esto ultimo, Alix tenia cerradas las cortinas y asi se aislaba del mundo exterior. El panico de Alix le habia arrebatado el dolor de su corazon debil y su ciatica, el dolor que normalmente la mantenia postrada en el lecho o confinada a una silla de ruedas de mimbre, y ahora tenia energia, la frenetica energia que proporciona el terror. Mientras sus hijas y los hijos de Xenia corrian subiendo y bajando el «sendero imperial» -el camino lleno de zarzas entre Livadia y el palacio de Xenia de Ai Todor, un progreso que normalmente supervisaba por completo- Alix se sentaba con su traje de muselina empapado de sudor alimentando al zar con cucharadas de sopa, y la unica persona que la ayudaba era la senorita Orchard, la unica criada en la que confiaba plenamente, su propia ninera, traida de Inglaterra cuando nacio Olga para ayudarla a poner orden en el esplendor libre y fluido de nuestros largos dias veraniegos de la Rusia asiatica y la larga oscuridad de los invernales. La senora Orchard estuvo ahi cuando el ciclon negro de la difteria absorbio a la madre de Alix y a su hermana y luego las solto, ya sin vida, y desde luego con la senora Orchard a su lado, Dios no se atreveria a llevarse a su marido tambien. Sin el, el mundo de ella se quedaria sin centro, solo con esas ninas, esas «chiquitinas», esas hojitas verdes, la mayor de cinco anos, y el nino que llevaba en su interior, una vida con tan pocas semanas que todavia no tenia forma discernible, y que sin Niki tampoco tendria futuro discernible. Ella sabia lo que ocurriria: si Niki moria, a ella la confinarian en alguno de los palacios para que educase discretamente a los hijos del antiguo zar, mientras alguna otra persona se trasladaria a Tsarskoye Selo, Peterhof, Livadia, el Gran Palacio del Kremlin, y su
De modo que Alix puso los labios en la oreja de su paciente y susurro: «Hazme regente de tu hijo. Declara a tu hermano heredero temporal, no zarevich. Ignora a tu madre. Estoy segura de que ahora llevo un nino». La verdad, tengo que reconocerlo: no carecia de capacidad para la conspiracion, la treta y el ardid. Y entre sus delirios acalorados, Niki tambien veia lo mismo que ella: el paisaje de la ausencia de poder, los arboles sin hojas, los tallos sin flores, humo y cenizas. Hasta yo, en San Petersburgo, podia verlo… porque ese futuro era solo mio, y se dirigia hacia mi con la noticia de la enfermedad de Niki. Quiza no tuviera nunca la oportunidad de completar mi destino con Niki, y yo tambien era capaz de conspiraciones, tretas y ardides. Habia visto durante tanto tiempo en Alix al instrumento de mi perdicion que habia dejado de preocuparme por el asesinato o la enfermedad. Mucha gente moria de tifus. Quiza no volviese a ver nunca vivo a Niki. Intente representarme su imagen mientras iba cabalgando junto a mi dacha, pero lo unico que veia era mi propia imagen con el vestido blanco y el bonito pelo suelto. Tendria que haberme puesto una cinta. Me quede echada en la cama, en Strelna, un dia entero en camison… ?una eternidad!, esperando la noticia de la muerte del zar, pero la noticia no llego nunca, y a fin de cuentas, ?cuanto tiempo puede pasar uno en la cama? Tenia que levantarme. Y lo mismo ocurrio al final con el zar.
En diciembre ya estaba sentado en su butaca.
En enero ya habia vuelto a Petersburgo, para alivio de su madre y su hermano, y para la disimulada decepcion de sus tios los grandes duques y sus primos de mayor edad.
En junio ya estaba en Peterhof, donde, el cinco de ese mismo mes, para la desesperacion de toda la familia imperial al completo, Alix dio a luz a su cuarta hija, Anastasia.
Y a finales de junio Niki recorrio la Gran Carretera Volkonski hasta mi dacha de Strelna. Sus dos guardaespaldas cosacos se quedaron en los establos mientras nosotros caminabamos hacia la casa, y el viento intentaba quitarnos la ropa, que nos quitariamos de todos modos muy poco despues, y las hojitas y ramitas tendrian como blanco nuestras caras y cuerpos, la tarde subitamente estridente.
Mi idilio no sera breve
Ah, es casi demasiado doloroso recordar aquella tarde triunfante mientras permanezco aqui echada en esta cama.
Dire que parecia, despues de todo, que Niki habia cedido a la naturaleza voraz de su abuelo, quien, al no quedar plenamente saciado con su esposa y su amante, encargo al artista Mijail Alexandrovich Zichi unos grabados pornograficos para obtener mayor placer aun. Esos objetos eroticos (en uno de ellos Zichi representaba a mujeres empaladas por unos falos alados, como si la mujer de espaldas recibiendo el falo del demonio no bastase para el, y los miembros desencarnados pudiesen tambien fornicar simultaneamente a su lado) fueron descubiertos ocultos en el escritorio de Alejandro II en el Palacio de Invierno por los bolcheviques cuando arrasaron el palacio en 1917, y posteriormente publicaron los dibujos en libros para que todo el mundo los viera. Pero ?que llegaria a saber el mundo de «esta»mujer de espaldas, recibiendo el falo del zar?
Cuando acabamos tras su bramido satisfecho, Niki se levanto a buscar sus cigarrillos, que llevaba metidos,