que habia sido declarado aqui en Rusia mediante uno de los ucases de Niki doctor en medicina y nombrado consejero de Estado, aunque ni siquiera un decreto del zar puede convertir en medico a un charlatan, y por tanto ese charlatan fue quien observo el progreso de un embarazo fantasma. Quizas Alix sospecho donde pasaba Niki aquellas largas tardes de verano mientras ella amamantaba a Anastasia, de modo que se apresuro demasiado para intentar tener otro hijo. Su embarazo habia sido anunciado hacia mucho tiempo, y todo el pais esperaba el nacimiento del quinto hijo del zar. Cuando se publico finalmente un boletin el 20 de agosto explicando que el embarazo histerico del ano anterior habia acabado en aborto, corrieron los rumores mas absurdos por la capital: que la emperatriz habia dado a luz a un monstruo con cuernos, que habia sido otra nina, expulsada del pais, o un nino muerto y enterrado en los terrenos de Peterhof al amparo de la noche. Y les pregunto, ?acaso la verdad de lo que ocurrio es menos fantastica?
No, no enterraron ni desterraron a ningun nino. Ese destino correspondio a monsieur Philippe, con su negro pelo y su negro bigote. Al fin Niki se canso del
Su prediccion no era tan absurda como se podia imaginar. El hechicero, el idiota santo, el
De vez en cuando se llevaba a palacio a esos locos y espiritualistas para que rezasen, reprendiesen o curasen. En el Petersburgo de mi epoca, las dos princesas de Montenegro que se habian casado con primos del zar (eran conocidas como «las Hermanas Negras») se habian traido con ellas a Rusia junto con su dote su interes por lo oculto. Fueron ellas las que llevaron a palacio a Mitka
Supongo que se podria decir que M. Philippe habia conseguido un milagro… pero para mi. Me sente y escribi una nota a Niki que entregue a mi hermana sin decir una palabra, y que mi hermana entrego a su marido Ali para que a su vez se la entregase al zar. Ali estaba muy unido a Niki. Justo antes de la coronacion de este, fue uno de los cinco oficiales de la guardia invitados a unirse al zar en la propiedad de su tio en Ilinskoe. El matrimonio de mi hermana no podia haber funcionado mejor para mi. Necesitaba un nuevo correo ahora que Sergio se habia evaporado. Y Ali entrego personalmente al zar mi nota, que decia, sencillamente: «Ven a ver a tu hijo».
Asi que cuando los pajaros empezaron su migracion anual desde Petersburgo hacia los climas mas templados de Crimea, Persia y Turquia -el tiempo, que habia sido bastante calido, de repente se habia vuelto frio y habian empezado las lluvias, como ocurre durante semanas y semanas hasta que anoras la nieve, que al menos trae luz a la ciudad y, por algun motivo, no parece tan humeda-, y cuando Niki volvio de las provincias de Rishkovo y Kursk, donde habia recorrido monasterios, hospitales y casas de gobernadores, el jefe de policia me llamo para decirme que Niki iria a Strelna y la policia cerraria aquella tarde la carretera entre Peterhof y mi dacha, para que Niki, antes de irse a casa, pudiera hacerme una ultima visita oficial, a mi, en mi dacha, donde me habia quedado, mas tiempo del habitual dada la estacion, apartada de la vista.
Yo llevaba esperandole desde el mediodia, sin saber exactamente cuando llegaria, y cuando finalmente oi el grito de mis mozos de cuadra saludandole y al zar que se iba aproximando lentamente a mi casa desde los establos, abri la puerta para saludarle… y senti una gran conmocion al verle: alto, con su
– Mi Pequena K, ?te he traido el frio?
Y yo queria besar las puntas de sus dedos, pero lo que hice fue coger yo misma su
– Bueno, Mala, he oido el rumor de que me has dado un hijo.
Yo me eche a reir llena de sorpresa. Nuestro encuentro iba a ser desenfadado, nada parecido al tiempo que hacia, o al tiempo que yo imaginaba en el interior del palacio de Peterhof. Y el zar dijo:
– ?Se parece a ti o a mi?
Bromeaba un poco, pero yo detecte una tension bajo aquel tono. Recuerden que yo llevaba toda la vida acechando las notas escondidas debajo de cada melodia. De modo que dije, tambien bromeando:
– El soberano decidira por si mismo.
Y le presente a mi hijo, de casi tres meses, durmiendo, envuelto en sus mantas, y solo con verle la leche broto de mis pechos, que estaban vendados con tiras de tela para evitar precisamente aquello. Mi doncella me siguio y trajo la cuna, y cuando ella la puso junto al zar, yo le puse a mi vez a mi hijo en brazos.
Me parecio que a mi alrededor la casa, incluso la tierra, temblaban. Niki inclino la cabeza hacia nuestro hijo. Mi hijo no parecia un Kschessinski. Estaba hecho de distintas piezas, todas Romanov. Tenia las orejas del zar, que se estrechaban hasta acabar casi en punta y se inclinaban hacia fuera por arriba; tenia la misma nariz pequena y recta del zar, no la nariz chata de las hermanas de Niki, que les habia legado su abuela pero no habia llegado a mi hijo, ni tampoco la nariz larga de su propia madre. Y a medida que mi hijo creciese se pareceria tanto a Niki que la gente diria al pasar junto a el «ese debe de ser hijo del emperador», tan acusado seria el parecido con el soberano. Ahora Niki estaba descubriendo todo eso por si mismo.
– Mira -decia, y sujetaba la manita del bebe contra la suya-, tiene los dedos como yo.
Luego, como si de repente se le hubiese ocurrido una idea, abrio el panal del nino, y al ver esto la risa salio de mi garganta como una campana y resono en toda la habitacion.
– Tengo un hijo -sonrio Niki-. Tengo un hijo.
Y miro a su alrededor como para contarle a alguien aquella noticia, pero yo era la unica persona alli, de modo que me lo dijo a mi.
– Si -dije yo-, tienes un hijo.
Niki se puso de pie con el y mi hijo dio patadas espasmodicamente y estiro y encogio sus pequenos brazos, con los punitos como punitos de un zarevich. Niki dijo:
– Maletchka, ?por que le dijiste al pobre Sergio Mijailovich que el hijo era suyo?
– ?Querias tener dos hijos de dos madres? -le pregunte yo-. ?Tan codicioso eres?
El zar se echo a reir.
Yo pregunte:
– ?Que sabe Sergio?
– Cree que es hijo del principe de Siam… o del husar Nikolai Skalon.
Dos hombres con los que yo habia flirteado en 1899 y 1900.
– Pero no parece siames -dijo Niki-, y como Skalon murio hace mucho tiempo, el chico tiene que ser mio. ?Como se llama?
Cuando se lo dije, Niki respondio de inmediato:
– Le llamaremos Vova
En diminutivo, nosotros. Vova no acabaria adoptado por mi hermana y su marido. Niki puso al bebe en su cuna y luego se arrodillo de repente ante mi y me beso las manos, y al ver esto, los cielos liberaron su pesada lluvia, que se encontro subitamente con las copas de los arboles, la hierba, el tejado, las ventanas, las puertas, los guijarros, el jardin, la carretera general, el golfo, y la lluvia tambien cayo sobre las coronas de las aguilas de tres