nos recordabamos unos a otros las coreografias creadas por Didelrot, Johansson y las primeras de Petipa e Ivanov, divertimentos que casi habiamos olvidado como bailar, pasos que se remontaban a los zares Alejandro II y III, cuando el mundo que conociamos era seguro y comodo. La compania de opera interpretaba Boris Godunov y Don Quijote, y el Ballet Imperial bailaba Silvia y La hija del faraon, ballets de civilizaciones muy antiguas y muy lejanas: la antigua Grecia, Roma, Egipto, grandes civilizaciones antano, ahora desaparecidas. Resulta casi ridiculo senalar la ironia, ?verdad? Asi que no lo hare.

Pero a finales del otono de 1914 solo unos pocos de los jovenes guardias que habian recorrido nuestras prospekts y bailado en nuestros bailes se sentaban aun en las plateas de nuestros teatros. No habia ya hileras de guerreras militares en platea y palcos, ni medallas relucientes a la luz de las candilejas, y pocas joyas brillantes y trajes de noche se veian, ya que sus portadoras tambien estaban ocupadas en otros menesteres, llevando hospitales y organizaciones beneficas. En los intermedios, cuando se encendian las luces, el publico pedia los himnos nacionales, al principio solo el nuestro, pero luego tambien el frances y el britanico, ya que ambos paises eran aliados de Rusia, y nuestros intermedios se hacian interminables incluso para los rusos. Cuando los alumnos mas pequenos de la calle del Teatro miraban ahora por sus ventanas hacia la plaza del teatro Mariinski, veian reclutas con bayonetas que hacian la instruccion y apunalaban munecos de trapo, uniformes rellenos de heno. La infanteria marchaba en columnas por la Perspectiva Nevsky para partir desde la estacion de Varsovia, y los hombres que marchaban no eran solo jovenes, sino tambien hombres de treinta anos o mas, con esposas que les seguian hasta que la fatiga o el sufrimiento las hacian desistir y detenerse y limitarse a mirar a sus maridos. La familia imperial tenia que servir tambien, no porque fuesen lideres particularmente dotados, sino porque era lo que exigia su posicion. El hermano del zar, Miguel, fue llamado de nuevo a Rusia y lo enviaron al frente suroccidental para que luchase en Galitzia, en una batalla que resulto productiva pero horrible: cien verstas de cadaveres de rusos amontonados y sin que quedasen los vivos suficientes para retirar sus cuerpos del campo. El primo mayor de Niki, Nikolasha, siguio sirviendo como comandante en jefe del ejercito. Los tres hijos de Vladimir sirvieron tambien. Andres se fue al frente noroeste, al cuartel general o Stavka, un antiguo nombre ruso para el campamento de un jefe militar, en Baranovichi, pero no tuve que anorarle mucho tiempo, porque la tension de la guerra pronto le enfermo con bronquitis y volvio a casa. Se podria pensar que vivir con Miechen le habia preparado bien para entrar en combate, pero como nunca fue capaz de enfrentarse a ella, no fue sino un ejemplo mas de fuerza mayor que inspiraba la retirada a Andres. Su hermano Boris sirvio como comandante de los cosacos de Ataman. Kyril dirigia la Gardo Equipage naval. El hermano de Sergio, Jorge, fue a Kiev a supervisar la evacuacion de los heridos. Sergio, que sufria de artritis, se quedo en Petersburgo dirigiendo el departamento de Artilleria como inspector general, y el propio zar se trasladaba de Tsarskoye Selo a Stavka, a veces llevandose con el a Alexei para que viese los lugares que Vova solo podia ver en los mapas (Galitzia, Reval, Odesa) hasta que una hemorragia nasal, en diciembre de 1915, casi acabo con la vida del zarevich. Les contare algo mas de este asunto mas tarde. Y luego, por supuesto, inevitablemente, los muertos y heridos empezaron a llegar a Peter, los muertos en ataudes bastos de madera, y los heridos en improvisados hospitales. Alix transformo la Sala de Armas dorada, en el Palacio de Invierno, en una enorme sala de hospital, quito las vitrinas de cristal con trofeos y en su lugar coloco cientos de camas hospitalarias. Y convirtio tambien un salon del Palacio de Catalina en Tsarskoye Selo en otro hospital, asi como dos palacios mas en Moscu, e incluso una zona del Fiodorovski Gorodsk, en Tsarskoye Selo, se convirtio en lazareto. Pero por cada hombre que llamaba a la emperatriz para besarle la mano, habia una docena mas que se sentian violentos de que ella los viera tan vulnerables y estropeados, y una docena mas que eran abiertamente maleducados, a medida que iba avanzando la guerra. No solo ella, sino todas las mujeres ricas abrieron un hospital, sirvieron como enfermeras o prepararon cajas para enviar al frente. Hasta yo funde un hospital, aunque no hacia de enfermera alli, porque nunca se me han dado bien la sangre y las amputaciones, pero si que visitaba a los convalecientes, les ayudaba a escribir cartas a casa y actuaba ante ellos bailando mi danza rusa, mi ruskaya, y los hombres me llamaban radushka, la que trae alegria, ?esa era yo! ?Como iban a criticar eso mis enemigos?

A principios de 1915 el ejercito empezo a quedarse no solo sin municiones, balas y rifles, sino sin abrigos, uniformes y botas, y los hombres no podian disparar hasta que alguien mataba a los enemigos que tenian enfrente y podian arrebatarles sus rifles. Al final, regimientos enteros de artilleria no podian devolver el luego, y se quedaron atropados en los Carpatos sin medio alguno para abrirse camino hacia el otro lado, hacia Hungria. En el verano, los alemanes se habian ido reuniendo poco a poco en el sur de Polonia, y en mayo empezaron a bombardear a nuestros hombres, que lucharon contra ellos no con cartuchos ni con proyectiles, sino con las manos desnudas y con las bayonetas, y los alemanes nos fueron empujando hacia el este, desde Galitzia, y fuera de Polonia, y nuestros hombres huyeron con sus gorros de piel y sus capotes y las manos vacias, y hubo un bano de sangre en el cual acabaron masacrados ciento ochenta mil soldados. Sergio temia incluso que los alemanes pudiesen llegar hasta el mismisimo Moscu. Al saber esto, Vova guardo de nuevo sus soldados en la caja (de todos modos, ya no le quedaban muchos de pie), enrollo el mapa y lo guardo, y el pais exploto, buscando a quien echar las culpas, todavia no al zar (aunque el proverbio dice: «Los peces empiezan a apestar por la cabeza») sino a todos los que tenian a su alrededor. Petersburgo culpaba de aquellos desastres al inspector general de artilleria, el gran duque Sergio Mijailovich; al ministro de la Guerra, Vladimir Sujomlinov, y en su desesperacion, hasta a la concubina real, Mathilde Kschessinska. Si, hubo rumores de que aceptaba sobornos de dinero y joyas para convencer a Sergio de que entregase los negocios a sus amigos, los contratistas de armas y propietarios de fabricas y suministradores de material de Petersburgo que acudian a mis fiestas, y que no podian cumplir con todos los pedidos que recibian, mientras las fabricas de municion de provincias permanecian ociosas y al final acabaron quebrando por falta de encargos. Aparecieron articulos en la prensa diciendo que yo usaba documentos de artilleria e informacion privilegiada procedente de Sergio para negociar un precio mejor para mis sobornos (?como iba a pagarme aquella casa, si no?), y el presidente de la infernal Duma hablo contra mi, contra «la banda de ladrones que operan bajo la proteccion del nombre del gran duque». El hermano de Sergio, Nicolas, pidio a Sergio que rompiera toda relacion conmigo, acusandome de explotarle para mi provecho. Y todos esos rumores cosquillearon los oidos de la emperatriz, que escribio una nota a Niki sobre ellos: «Circulan historias muy poco claras, muy poco limpias, sobre ella y sus sobornos, de las que todos hablan…». Estoy segura de que ronroneaba de contento mientras escribia aquella nota. Poemas lascivos y caricaturas mias poco favorables corrian por toda la ciudad: yo desnuda en la cama con un monton de grandes duques, yo rodeada de montanas de diamantes y rubies, gordos fabricantes de municiones riendose detras de mi espalda cubierta por un manto de marta cibelina mientras un soldado raso agitaba su rifle vacio, desesperado. ?Como si a mi pudiera hacerme feliz aquello, lo de Varsovia, donde estaban enterrados mi padre y mis abuelos, a reventar de alemanes! El escandalo sobre mi persona crecio tanto que tuve que irme a Strelna en mayo, y no pude volver a la capital hasta finales del otono.

Pero para ser sincera, ?que sabia yo de fabricas… ni de su capacidad de produccion? Yo pensaba que no habia ninguna diferencia si las balas y demas las hacia una fabrica u otra, y por tanto, pedi a Sergio que ofreciera los contratos de armamento a nuestros amigos, hombres a los que conociamos, aquellos que venian a la Perspectiva Kronoverski con sus regalos y sus modales anticuados. Mejor tenerlos a ellos que a cualquier extrano, ?no? ?En quien se podia confiar mas? Finalmente, Sergio se vio obligado a dimitir del Departamento de Artilleria y fue enviado a Baranovich, donde, despojado de sus deberes oficiales, no tenia nada que hacer salvo cultivar un huerto, fumar cigarros con Niki y trastear por ahi como un viejo, dando largos paseos por el bosque, como si no hubiese guerra y aquello no fuese el cuartel general, sino una especie de sanatorio. Vova y yo no podiamos verle, y mi hijo lloraba hasta quedarse dormido. El desgraciado Sujomlinov, que no tenia la suerte de ser primo del zar o antigua amante suya, fue arrestado y encarcelado en la fortaleza de Pedro y Pablo. Le envie una nota, que estoy segura de que aprecio mucho.

El pais se obsesiono con la idea de los traidores y los espias. Las panaderias y escuelas alemanas fueron atacadas. Aquellos que tenian nombres que sonaban a alemanes llegaban a su casa y se la encontraban quemada, con las paredes sin techo ennegrecidas detras de las verjas de hierro. ?Y quien no tenia en Rusia un nombre que sonase aleman? Media corte tenia antepasados alemanes; si hasta sus propios cargos en la corte derivaban sus titulos de sus homologos alemanes: el Ober-Tseremoniimeister, el Ober-Gofmeister, el Kamer-Freilini, el Flag-

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