habia hecho construir para el zar. Los armarios de cedro en los cuales guardaba mis pieles tenian las puertas arrancadas. Ni que decir tiene que dentro no habia pieles. Las placas numeradas encima de los cubiculos de mi vestidor tambien habian sido arrancadas. ?A los bolcheviques no les gustaban los numeros? Pero si que les gustaba la ropa que se encontraba debajo de cada numero, al parecer, porque no quedaba ni un hilo de ella. Durante las semanas siguientes me parecio ver piezas de mi vestuario en el cuerpo de todas las mujeres jovenes que pasaban por la calle: mi falda de terciopelo negro la llevaba una, mi abrigo de armino otra, mi chal de encaje en torno a los hombros de una chica con dientes de conejo. Entonces fui a la habitacion de Vova, abri las puertas de su balcon y me sente en su pupitre, un pupitre de estudiante, pero lo bastante grande para mi, con los cajones todavia llenos de cuadernos y papeles de las lecciones de Vova con sus tutores, un mapa con las ciudades mas importantes de Europa marcadas con tinta roja, hasta las odiadas ciudades alemanas, una linea de escritura en la cubierta de su cuaderno de frances: «Je m'appelle Vladimir Sergeivich Kschessinsky, quatorze ans». Toque el lomo de uno de los cuadernos de Vova y me lo acerque a la nariz para aspirar el aroma de mi nino. ?Cuanto tiempo habia pasado desde que el toco ese cuaderno alli, en aquel pupitre? Medio ano. Pero en lugar de aspirar el olor de mi hijo inhale algo mas, un aroma extrano. Deje el cuaderno en el escritorio y abri la tapa.

El pais esta pasando del primer estadio de la Revolucion (que, debido a la insuficiente conciencia de clase y organizacion del proletariado, coloco el poder en manos de la burguesia) al segundo estadio, que debe colocar el poder en manos del proletariado y de la parte mas pobre del campesinado…

?Todo el poder al campesinado mas brutal, al equivalente social de las «chicas junto al agua» del teatro? ?Ellos gobernarian el pais? ?Aquellos trabajadores de tropa que tiraban a un hombre desde un tejado mientras sus hermanos en la calle, abajo, golpeaban su cuerpo con palos?

Las masas han de comprender que los representantes de los Trabajadores de los soviets son la unica forma posible de gobierno revolucionario… ningun apoyo para el gobierno provisional.

?De modo que el gobierno provisional no era lo suficientemente revolucionario para quien escribia aquello?

Abolicion de la policia, el ejercito y la burocracia… nacionalizacion de toda la tierra… la union de todos los bancos del pais en un solo banco nacional.

?Y que era aquello? ?Sin policia? ?Nada de terratenientes? ?Un solo banco?

Habia tachaduras debido a las revisiones del escritor, y tambien borrones y manchas de tinta cuando hacia pausas para pensar, con la plumilla apoyada en el papel. Pase la pagina y vi una lista de nombres que no reconoci y de los que nunca habia oido hablar, quiza los nombres de sus propios camaradas, y junto a cada nombre un epiteto: «Cerdo, hijo de puta, puta, cabron».

Cerre el cuaderno. Ciertamente, era uno de los cuadernos de clase de mi hijo. Abri de nuevo la tapa. En el interior, el escritor habia escrito su nombre, una sola palabra: Lenin. La escritura era grande, graciosa, casi la letra de una mujer anciana inclinada sobre su escribania, echada en su chaise-longue, pero aquellas palabras, aquellas «tesis», como se titulaba el documento, no habian sido escritas por ningun burgues, sino por un anarquista maniaco que se sento alli encorvado en el escritorio de mi hijo y redacto aquellas crudas frases. En realidad yo estaba en lo cierto al evaluar los dos aspectos del hombre, aunque entonces no lo sabia. Lenin era Vladimir Ilich Ulianov, noble por herencia, cuyo padre se habia ganado lentamente bastante chin como inspector de escuelas para que se dirigieran a el como Su Excelencia, y cuya madre habia heredado la propiedad de su padre en Kokushkino, donde Lenin se pavoneaba como cualquier caballero, aspirando la fragancia de sus tilos, fresas, frambuesas y heno, y donde, en 1891, durante la gran hambruna, tuvo la desfachatez de denunciar a un vecino campesino que se moria de hambre por estropear una verja. Ese era uno de los aspectos de Lenin, pero el otro habia visto a su hermano mayor, Alexander, ahorcado por conspirar para matar a Alejandro III. Y cuando mas tarde Lenin llego a estudiar leyes en la Universidad de Kazan, como habia hecho su hermano, se unio a los mismos grupos neo-Voluntad del Pueblo que su hermano, y fue expulsado por tomar parte en una manifestacion estudiantil… ?Si le hubieran colgado a el como habian hecho con Alexander! Pero no, Lenin sobrevivio a una sentencia a prision, tres anos de exilio en Siberia impuestos por el zar y luego un exilio por su cuenta en Europa, antes de que la guerra hiciera a este pais lo que no pudieron hacer todos sus tratados. Lenin fue un revolucionario durante veinte anos, y un hombre como ese no se rinde solo porque Kerenski haya emitido una orden para su arresto. Entonces yo no lo sabia, pero aquel feo escrito predecia que si dependia de ese tal Lenin, el gobierno provisional no gobernaria con mas facilidad que el zar. Y quizas acabase por encontrar el mismo destino.

Yo todavia estaba alli sentada, con el cuaderno, cuando oi que Iosif me llamaba en voz alta, «Mala, Mala», y me asome a la parte de arriba de las escaleras. Iosif y Sergio estaban abajo, y Iosif dijo, muy tenso:

– Sergio acaba de saberlo de su hermano.

Y yo pense: «?Por que habla el por Sergio?» Cuando mire a Sergio, este dijo:

– Niki y la familia van a ser trasladados hoy a medianoche.

Entonces comprendi. Iosif me estaba preparando para una mala noticia. ?Como que iban a ser trasladados? ?Trasladados adonde? Mis dedos se cerraron en torno al cuaderno y empece a bajar las escaleras. ?Temia Kerenski que los lealistas devolvieran a Nicolas al trono? ?O le preocupaba que los bolcheviques intentaran llevar a cabo otro golpe de Estado, y que esta vez no se dieran las circunstancias meteorologicas favorables que en julio habian traido las intensas lluvias que provocaron el caos? Aquella vez quiza nada entorpeciera a la multitud que habia roto las ventanas y astillado las puertas del palacio de Tauride, y que casi lincha al lider social revolucionario Chernov con su levita negra alli en la misma calle, antes de que interviniera su camarada, el menchevique Trotski, improvisando un discurso ante la multitud desde el capo de un coche. «Orgullo y gloria a la Revolucion, habeis venido para declarar vuestra voluntad y mostrar al Soviet que la clase trabajadora ya no quiere ver mas a la burguesia en el poder. Pero ?por que danar vuestra propia causa mediante actos de violencia pequenos, contra individuos casuales?» Y habiendo hipnotizado asi a la multitud, Trotski anuncio: «?Ciudadano Chernov, eres libre!». ?Temia Kerenski que aquel mes, o al mes siguiente, en Tauride, o en Tsarskoye, o en el Palacio de Invierno, la multitud arrastrase a la calle al zar, a los ministros del gobierno provisional, posiblemente incluso al propio Kerenski, y los mataran a palos, o los colgaran de los arboles? Mire fijamente a Sergio, intentando adivinar lo que pensaba el de aquellas noticias. Ya sabia lo que pensaba Iosif, lo que siempre habia pensado Iosif: cualquier cosa que tuviera que ver con los Romanov era mala idea.

– ?Adonde los llevan? -le pregunte a Sergio.

Meneo la cabeza.

– Solo les han dicho que cojan ropa de abrigo.

?Ropa de abrigo? La madre de Niki, sus hermanos, primos, todos estaban ahora en el sur, en el Caucaso y Crimea. Niki no necesitaria ropa abrigada alli.

– Pero si van al sur, al palacio de Livadia -dije.

– Hay demasiados disturbios por ese camino -me explico Sergio-. La estepa esta vacia. Probablemente los lleven al este. -Al ver mi cara, dijo-: Kerenski ha prometido que la familia volvera en otono, una vez se haya reunido la asamblea constituyente, y Niki sera libre de ir adonde quiera.

Mire a Iosif, que negaba con la cabeza, y luego a Sergio. Cogi el cuaderno que llevaba en la mano y se lo entregue.

– Mira, mira esto.

Sergio lo abrio por la pagina donde decia: «Contemplamos plenamente la guerra civil, la guerra declarada por la clase oprimida contra la clase opresora, esclavos contra propietarios de esclavos, siervos contra terratenientes y trabajadores contra burgueses, como algo legitimo, progresivo y necesario». Sergio leyo aquellas lineas y luego arranco aquella pagina del cuaderno, arrugo el papel en la mano y lo tiro al suelo. Yo senale la bola de papel.

– Quieren una guerra civil.

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